Lo que VERDADERAMENTE significa SEGUIR a CRISTO
- Fabio Reyes

- 20 may
- 3 Min. de lectura
(Una VERDADERA FIDELIDAD supera las EMOCIONES)

No basta con decir Señor, Señor, para ser un buen seguidor de Cristo. Es necesario que entendamos que se trata de una ENTREGA TOTAL e incondicional, sin ningún tipo de egoísmos, dejando de pensar en nosotros y entregando nuestras vidas por las almas de los hombres.
24Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. 25Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. 26Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? 27Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. 28De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino. - Mateo 16:24-28
El Señor Jesucristo nos dio el ejemplo y nos invita a seguirlo, negándonos a nosotros mismos, entendiendo lo que es entregar nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es lo menos que podemos hacer después de lo que ÉL hizo por nosotros (Romanos 12:1-2).
Es necesario negarnos a la comodidad, entendiendo que el trabajo para el Señor no es nada fácil y que requiere de una entrega incondicional y sincera.
Entregar nuestra vida por la causa del Señor es el privilegio más grande para un ser humano; morir por la causa de Cristo, trabajando para ÉL y sirviéndole a ÉL tiene recompensas eternas invaluables e incomparables con cualquier recompensa terrenal.
En la eternidad, de nada valen las riquezas adquiridas en la tierra; Dios juzgará a cada hombre independientemente de si tuvo o no tuvo riquezas, de nada valen; Dios pagará a cada creyente por lo que haya hecho después de su Salvación, Él vendrá, nos llevará y nos juzgará en su Santo Tribunal.
A la par con este hermoso pasaje, Dios nos levanta el ánimo con los Salmos 25-28, y los que vienen 31-34, vale la pena SEGUIR ADELANTE, confiando plenamente en sus Mandamientos y promesas.
Varias RECOMENDACIONES bien importantes para meditar profundamente:
Entregar NUESTRA VIDA DE LLENO al Señor, Descansando en su Protección y en sus PROMESAS, viviendo Salmos 25-34.
Descansar PLENAMENTE en las PROMESAS de DIOS, nada de ANGUSTIAS.
Entender lo que cuesta seguir a Cristo, lo material NO vale nada, El Señor viene pronto
Estar dispuestos a sacrificar todo lo que sea por la causa de Cristo
Negarnos a nuestras comodidades para seguir el ejemplo de Cristo de luchar por las almas de los hombres
Entender que es un verdadero privilegio gozar de las bendiciones de la vida eterna por agradarle y servirle al Señor
Ser agradecidos por lo que Cristo hizo por cada uno de nosotros y entregar nuestras vidas por las almas de los hombres.
Entender que las riquezas de nada valen en la eternidad. Nadie podrá comprar su salvación.
Tener claro que debemos enfocarme en las recompensas eternas y no en las cosas materiales. Salmos 31, 34 es REAL.
Lo que significa SEGUIR a Cristo
1. Seguir a Cristo implica sacrificios, pero vale la pena (Vs 24-25)
2. Seguir al mundo implica una condenación eterna (Vs 26)
3. Seguir a Cristo nos garantiza que veremos realizadas TODAS sus promesas, que bendición (Vs 27-28)
Dios nos recuerda hoy muy claramente lo que realmente significa SEGUIR a CRISTO. Entendamos que Quien nos habla es un Dios que sacrificó a su propio Hijo para salvarnos de una condenación eterna, dándonos ejemplo para que sigamos sus pisadas; un Dios que es ESPÍRITU y nos invita a enfocarnos en las cosas espirituales y no en las cosas materiales; un Dios JUSTO que dará a cada uno lo que realmente se merece.
Es impactante entender que, si queremos seguir a Cristo, debemos negarnos a nosotros mismos, es decir, a nuestras pasiones y deseos.
Esta enseñanza es para aplicarla de instante en instante, dejando a un lado el facilismo y entregándonos de lleno a servirle al Señor como ÉL nos lo demanda, con amor, con sacrificio, con sinceridad, con pureza, alejándonos por completo de la vanidad, la vanagloria, la pereza y del deseo de las comodidades.
Oremos así: Ayúdanos Señor a ver al mundo con LOS OJOS DE JESÚS
Fabio




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